El P. Julián Vicario sm , Sacerdote encargado por el Colegio de todas las Celebraciones de la Catequesis de infancia, con alguno de los niños y niñas de 4º EP. |
El sábado 26, fuimos a la Iglesia del colegio niños, familias, profesores, catequistas… Tuvo lugar una gran fiesta, la fiesta del perdón, la fiesta del amor de un Dios que sale a nuestro encuentro para ofrecernos la libertad que sólo da su perdón. Los niños de segundo de catequesis celebraban por primera vez el sacramento de la Reconciliación.
A la ceremonia acudían los chavales con cierto nerviosismo, acompañados de sus padres, familiares y amigos. Todos llevaban una caja bajo el brazo. Todas eran preciosas; se habían decorado en familia y contenían objetos que eran parte significativa en sus vidas, envolvían auténticos tesoros (oraciones, fotos, medallas, libros…).
La celebración giró en torno a Zaqueo y a la higuera que le salvó la vida. Todos nos equivocamos pero queremos acercarnos a Jesús y como Zaqueo queremos ser felices y hacer felices a los demás. Por eso, después de ser perdonados por Jesús, y con el deseo de que este encuentro de reconciliación transforme nuestro corazón y nos lleve a vivir de otra manera, juntamos esas cajas formando una pequeña escalera para acercarnos todos juntos como comunidad a Jesús.
El ejemplar comportamiento de todos los que participamos en la ceremonia era reflejo de lo que allí vivimos.
Una de las niñas expresó perfectamente cómo se sentía tras la celebración del sacramento de la reconciliación: “me sentía aliviada”.
A la ceremonia acudían los chavales con cierto nerviosismo, acompañados de sus padres, familiares y amigos. Todos llevaban una caja bajo el brazo. Todas eran preciosas; se habían decorado en familia y contenían objetos que eran parte significativa en sus vidas, envolvían auténticos tesoros (oraciones, fotos, medallas, libros…).
La celebración giró en torno a Zaqueo y a la higuera que le salvó la vida. Todos nos equivocamos pero queremos acercarnos a Jesús y como Zaqueo queremos ser felices y hacer felices a los demás. Por eso, después de ser perdonados por Jesús, y con el deseo de que este encuentro de reconciliación transforme nuestro corazón y nos lleve a vivir de otra manera, juntamos esas cajas formando una pequeña escalera para acercarnos todos juntos como comunidad a Jesús.
El ejemplar comportamiento de todos los que participamos en la ceremonia era reflejo de lo que allí vivimos.
Una de las niñas expresó perfectamente cómo se sentía tras la celebración del sacramento de la reconciliación: “me sentía aliviada”.
2 comentarios:
Enhorabuena a todos los que habéis trabajado llevar a cabo esta celebración, y en la preparación de los niños y niñas.
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