viernes, 4 de febrero de 2011

UNA PALABRA TUYA 4 DE FEBRERO

U N A  P A L A B R A  T U Y A
Marcos 6,14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: "Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él." Otros decían: "Es Elías." Otros: "Es un profeta como los antiguos." Herodes, al oírlo, decía: "Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado." Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.  Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy." Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino." Ella salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista." Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista." El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
HOY COMENTA EL EVANGELIO NOELIA DE LA RED (Profesora de ESO y Coordinadora del Plan Colegial de Solidaridad)
La soberbia y la codicia, son las protagonistas de este texto, consejeras de tantas decisiones causantes de dolor. No le debía gustar a Heroínas oir decir a Juan que su matrimonio no era lícito , casándose con el rey probablemente ya habría conseguido muchos beneficios, riqueza y poder, que no estaba dispuesta a abandonar . Su soberbia iba mucho más allá de los argumentos de Juan. La misma codicia de Herodes, dispuesto a quebrantar la fidelidad a su hermano para casarse con su cuñada. Y esa soberbia de Herodes que pasó por encima de su corazón cuando , por no quedar en entredicho con la palabra dicha le lleva a degollar a Juan . Desear y obtener lo que no poseemos , aunque nos tengamos que “olvidar” de algún hermano, consumo desenfrenado ,ansías de poder, ¡uf! , cómo librarse de esta codicia con tantos reclamos por todas partes. Para cuando intuimos algún atisbo de desajuste con nuestro corazón, menos mal que la “bendita” soberbia , aparece para justificarnos, “esto es lo correcto”, no podemos quedar mal delante de nuestros “convidados”.
Que nuestro Padre Bueno, nos ayude a encontrar caminos de desapego y humildad.
Desear cada vez menos, perdonar cada vez más

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=RSDfcMMm0mY&feature=player_detailpage