U N A P A L A B R A T U Y A
Marcos 9,14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas dicutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces." Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él." Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración."
HOY COMENTA EL EVANGELIO ROBERTO CARRILLO (Profesor de ESO Y Bach, miembro del equipo de pastoral)
Os prometía en una reflexión anterior que os hablaría de demonios. Hoy en el texto evangélico que comento se me presenta la ocasión.Partimos de que todos tenemos algo de “endemoniados” y ahora os explico. ¿Qué podemos entender por endemoniados hoy?. Yo los asemejo a aquellas personas que no saben respetar, escuchar, que no saben ponerse en el lugar del otro, en definitiva no saben ser tolerantes. Vemos desgraciadamente a nuestro alrededor y en la televisión, como altavoz de nuestra sociedad, como la gente se injuria gratuitamente, como se montan espectáculos ridiculizando a las personas y su situación, como por dinero se vende una vida, como se pasa de la amistad a la enemistad en un breve lapso de tiempo, como se “echan espumarajos por la boca”, como en definitiva muchas vidas las se van convirtiendo en un circo y hacemos poco para que esto no sea así.Ya lo dice Jesús: “Este tipo de demonios sólo pueden salir con oración”. Son difíciles de erradicar y se requiere una gran disciplina y sobretodo tener muy claro que la dignidad del hombre es en sí un valor absoluto no subordinado a un capricho o al dinero. Sólo así podremos desterrar a este tipo de demonios que me hacen tantas veces “rechinar los dientes”.
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