U N A P A L A B R A T U Y A
Marcos 3,1-6.
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante". Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
¿Está permitido amar los sábados?
¿Y los domingos?
¿Y entre semana?
¿Está permitido pasar por la vida sin mirar?
¿Y mirar y retirar la vista como si fuera sábado?
Si miro el momento que me viene bien echar una mano, si unas veces si y otras no, si a veces no tengo tiempo para …, si me gustaría pero … si me meto en mi casa o en mi mundo y me encierro para no saber … ¿Seré como el fariseo que no mira ni ve los sábados?
Amar es mirada, atención, escucha, estar, extender la mano,… en cualquier sitio, a cualquier hora, en las clases, en los pasillos, con mis amigos, con mis enemigos, …
El Reino de Dios no cierra los sábados.
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