sábado, 23 de abril de 2011

UNA PALABRA TUYA 23 DE ABRIL

U N A  P A L A B R A  T U Y A
Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea

En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: "Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis". Mirad, os lo he anunciado. Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro: impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a sus discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos". Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán".
HOY COMENTA EL EVANGELIO JUAN JOSE GARCIA (Dpto Orientación)
Siguiendo con la reflexión del texto anterior (Lucas 1, 26-38), quiero rescatar la idea central sobre el temor: el miedo nos paraliza, nos limita y nos estanca en la defensa o el refugio.

Jesús deja muy claro el mensaje de “No tengáis miedo” frente al bloqueo y la incertidumbre de los discípulos. Es ya memorable una de las expresiones de Juan Pablo II en su primer viaje a España: “No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo”. De modo que un seguidor de Jesús debe ser intrépido más que miedoso.
La segunda idea que observo en el texto de Mateo es la imperiosa animación a la alegría. “Alegraos”, “...impresionadas y llenas de alegría”. Es decir, la alegría espontánea (no artificial) es una actitud del discípulo que sigue a Jesús después de su Resurrección. Habría que recordar aquí que para los primeros cristianos la tristeza se consideraba un pecado. ¿Cómo va a estar triste alguien que sabe que todo acabará bien, que hay vida y resurrección?... Estar triste sería creer en la muerte.
  
“Morir sólo es morir. Morir se acaba.
   Morir es una hoguera fugitiva
Es cruzar una puerta a la deriva
y Encontrar lo que tanto se buscaba”


José Luis MARTIN DESCALZO
Afrontar el miedo. Esperar con alegría. Y…… ¡falta la acción!... Mateo nos da la pista también de cuál es la salida: “id a comunicar a mis hermanos”. Es decir, si creemos que Jesús ha resucitado, debemos sentir entusiasmo, dejar de dar poder al temor, y ponernos a contagiar: resucitar por dentro y hacer que otros resuciten







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