a vino nuevo odres nuevos

Llovía aquella tarde, como era costumbre, el padre Guillermo José miraba por la ventana de su cuarto, a ratos pensaba, a ratos solamente dejaba escapar su imaginación sin rumbo fijo.
-- Padre, se puede – le interrumpió el padre Denis
-- Pasa Denis, esta viendo llover, literalmente
-- ¡ Esto es un desastre ¡
-- ¿Todo? – Preguntó el padre Chaminade en tono claramente irónico Denis y que no le hizo ninguna gracia.
-- No se como puede ser así usted, que tenía que ser el más interesado en que los jóvenes se acerquen a la Iglesia y cumplan sus mandamientos.
-- Y lo soy, pero creo que no conviene dramatizar, vamos digo yo
-- Pues yo creo que si conviene, vaya que si conviene, el otro día en la eucaristía del padre Leandro dos, dos jóvenes había ¿Dónde estaban los otros?
-- ¿Divirtiéndose?
-- Claro, Claro, como lo sabe usted, divirtiéndose, en lugar de cumplir con su obligación que es estar en la eucaristía
-- Aburriéndose,-- Terció el padre Chaminade dejando a su interlocutor con la boca abierta y con un cabreo en aumento.--
-- No, No, aburriéndose no, cumpliendo con su deber cristiano
-- Aburriéndose
Denis miró al padre Chaminade con una mezcla de cariño y desesperación
-—el padre Leandro aburre hasta las ovejas, una vez vi como Madame Lafora se dormía-- le dijo el padre Chaminade
-- Meditaría, padre, meditaría, la señora Lafora es una pidiadosísima viuda y usted , y menos usted, no debería levantar falsos testimonios sobre la señora Lafora que e…
-- que se aburre como todo hijo de vecino, mira Denis hablando en serio, me preocupa mucho que los jóvenes conozcan y amen a nuestro Señor Jesucristo y la santísima Virgen María para ello he entregado mi vida y lo siguiere haciéndolo exactamente igual que usted y el padre Leandro, pero si los jóvenes no van a la eucaristía sólo hay dos posibilidades, la primera que sea culpa de los jóvenes y la segunda que sea culpa de la iglesia
-- Creo sinceramente Padre Chaminade que lo que va a decir a continuación no me va a gustar oírlo en absoluto
-- Pues a Vino ….
-- Si, si ya se a vino nuevo odres nuevos, parece que se lo a aprendido usted en jueves, a vino nuevo odres nuevos, a vino nuevo odres nuevos, -- decía mientras salía del cuarto del padre chaminade meneando la cabeza con desesperación, mientras el padre chaminade arqueaba las cejas, sonreía con cariño y volvía a mirar por su ventana como llovía.