Un grupo de 21 alumnos del colegio, realizó este sábado 8 de mayo, otra de las actividades de voluntariado Magníficat propuesta por el colegio. EL BANCO DE ALIMENTOS.
Se realizaron tres turnos desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche en el Carrefour de La Gavia, con una buena actuación de nuestros alumnos de 1º de bachillerato.Una de las alumnas que participó "Marta Aguilar" nos ha escrito lo siguiente:
El Banco de Alimentos de Madrid y por supuesto el Magníficat del colegio nos ha brindado una experiencia genial a nosotros, los que por diversos motivos no podemos dedicarle el tiempo que nos gustaría a un voluntariado.
Al principio no sabíamos muy bien qué haríamos en el Carrefour de La Gavia, cómo llegar a la gente, si serviría de algo el que nos pusiésemos unas camisetas... Seis chicos a la cabeza de todo sonaba demasiado, sobre todo para nosotros que nunca habíamos hecho algo así, pero pronto nos dimos cuenta de que sabíamos manejar la situación mucho mejor de lo que pensábamos.
Poco a poco empezamos a movernos, preguntando a todo el mundo, incluso conseguimos hacernos con nuestros trucos personales para que la gente nos hiciese más caso.
Colaboramos todos juntos, poniendo un poco de nuestra parte para que todo estuviese perfectamente organizado: dos personas estaban en la mesa recogiendo la comida que nos dejaba la gente, clasificándola y organizándola por kilos, y el resto sacaba su mejor cara para que la gente ayudase. Había personas muy colaboradoras, que nada más vernos incluso se acercaban a nosotros para preguntarnos y poner de su parte; otros, más recelosos terminaban aceptando después de varios ''peros''; las señoras mayores nos decían que lo habían visto anunciado en la televisión; y luego estaban aquellos que te decían que estaban muy ocupados o que directamente echaban a correr en cuanto te veían, por miedo a que les intentásemos vender algo que les hiciese perder mucho el tiempo.
A ninguno le gustaba que la gente le pusiese excusas. ''¡Pero si una bolsa de arroz sólo cuesta unos céntimos!'', pensábamos todos cuando nos decían que no estaban interesados. Aún así teníamos que seguir sonriendo. Y si te paras a pensarlo, y te pones tú en su misma situación, te acuerdas de la cantidad de veces que te ha venido alguna persona, rogándote unos minutos para que escuches lo que tiene para decirte, o simplemente para que colabores con alguna pequeña organización. Y cuántas veces, corriendo y con la cabeza en otro sitio, les hemos puesto esas mismas excusas que nos ponían algunas personas en el Carrefour, cuando en realidad no te hubiese costado nada escucharles o ayudarles. Lógicamente, ahora estoy segura de que nos acordaremos de esta experiencia y les haremos más caso, colaborando en lo que podamos.
Cuando terminó nuestro turno, ya a las 22:00 de la noche, controlábamos todo a la perfección, nos movíamos por el Carrefour sin problemas, entrando y saliendo del almacén con carros cargados de bolsas, y es que conseguimos recaudar aproximadamente 1400 kilos de comida. Estábamos bastante cansados, pero sin duda mereció la pena, y en cuanto tengamos de nuevo la oportunidad, aceptaremos encantados.
Marta Aguilar.
Se realizaron tres turnos desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche en el Carrefour de La Gavia, con una buena actuación de nuestros alumnos de 1º de bachillerato.Una de las alumnas que participó "Marta Aguilar" nos ha escrito lo siguiente:
El Banco de Alimentos de Madrid y por supuesto el Magníficat del colegio nos ha brindado una experiencia genial a nosotros, los que por diversos motivos no podemos dedicarle el tiempo que nos gustaría a un voluntariado.
Al principio no sabíamos muy bien qué haríamos en el Carrefour de La Gavia, cómo llegar a la gente, si serviría de algo el que nos pusiésemos unas camisetas... Seis chicos a la cabeza de todo sonaba demasiado, sobre todo para nosotros que nunca habíamos hecho algo así, pero pronto nos dimos cuenta de que sabíamos manejar la situación mucho mejor de lo que pensábamos.
Poco a poco empezamos a movernos, preguntando a todo el mundo, incluso conseguimos hacernos con nuestros trucos personales para que la gente nos hiciese más caso.
Colaboramos todos juntos, poniendo un poco de nuestra parte para que todo estuviese perfectamente organizado: dos personas estaban en la mesa recogiendo la comida que nos dejaba la gente, clasificándola y organizándola por kilos, y el resto sacaba su mejor cara para que la gente ayudase. Había personas muy colaboradoras, que nada más vernos incluso se acercaban a nosotros para preguntarnos y poner de su parte; otros, más recelosos terminaban aceptando después de varios ''peros''; las señoras mayores nos decían que lo habían visto anunciado en la televisión; y luego estaban aquellos que te decían que estaban muy ocupados o que directamente echaban a correr en cuanto te veían, por miedo a que les intentásemos vender algo que les hiciese perder mucho el tiempo.
A ninguno le gustaba que la gente le pusiese excusas. ''¡Pero si una bolsa de arroz sólo cuesta unos céntimos!'', pensábamos todos cuando nos decían que no estaban interesados. Aún así teníamos que seguir sonriendo. Y si te paras a pensarlo, y te pones tú en su misma situación, te acuerdas de la cantidad de veces que te ha venido alguna persona, rogándote unos minutos para que escuches lo que tiene para decirte, o simplemente para que colabores con alguna pequeña organización. Y cuántas veces, corriendo y con la cabeza en otro sitio, les hemos puesto esas mismas excusas que nos ponían algunas personas en el Carrefour, cuando en realidad no te hubiese costado nada escucharles o ayudarles. Lógicamente, ahora estoy segura de que nos acordaremos de esta experiencia y les haremos más caso, colaborando en lo que podamos.
Cuando terminó nuestro turno, ya a las 22:00 de la noche, controlábamos todo a la perfección, nos movíamos por el Carrefour sin problemas, entrando y saliendo del almacén con carros cargados de bolsas, y es que conseguimos recaudar aproximadamente 1400 kilos de comida. Estábamos bastante cansados, pero sin duda mereció la pena, y en cuanto tengamos de nuevo la oportunidad, aceptaremos encantados.
Marta Aguilar.
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