domingo, 25 de agosto de 2013

En el evangelio de hoy

Lc 13,22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
-Señor, ¿serán pocos los que se salven?
Jesús les dijo:
-Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

 
Nos gustaría tener un carnet en el que se nos garantizase nuestra "salvación". Eso nos daría seguridad, pero Jesús, con esa habilidad especial que tiene para hacer amigos nos dice: no pienses que por estar bautizado, por ir a misa los domingos, por ser catequista, o incluso por ser Cordinador  de pastoral  lo tienes asegurado.... No pienses que por ser cura, o incluso marianista lo tienes asegurado, no pienses que por ...... Lo tienes asegurado...... ¿Entonces?...
La solución es estar con el Señor cuando cierre la puerta, para no quedarnos fuera, estar con Él.  ¿Nuestra vida y nuestras prácticas cristianas nos lleva a vivir cerca de Jesús?.... Esto es lo único que importa,  ¿dónde esta Jesús? ..... Pues venga al lío.

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