Durante dos intensos días hemos recordado la historia que nos ha traído hasta el momento presente y hemos hablado de los retos de futuro, además de aprovechar una tarde para formarnos y dotarnos de recursos sobre la educación en la interioridad, por medio de 7 talleres distintos. Hemos podido, además, comprobar la buena sintonía existente entre los monitores de los grupos de fe de las extintas provincias de Zaragoza y Madrid, y dar un paso más en la convergencia en este terreno concreto de la pastoral.
La verdad es que un evento de estas características exige mucho esfuerzo y coordinación, des-de meses atrás. Pero una vez visto el resultado, no cabe duda de que merece la pena. Hemos crecido en unidad, en identidad, en recursos y - cómo no - en ilusión por la misión que tene-mos entre manos.
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